Sabemos que los peques exteriorizan sus emociones, sentimientos y su carácter a través del dibujo. El lenguaje, aunque asimilado en parte, no es capaz de organizar su mente para expresar lo que siente, pero el cerebro se vale de otros elementos como la mano y, a través de ella, se hacen los dibujos que nos van a ayudar a valorar en qué estado se encuentra el chaval cuando lo está realizando.
Teniendo en cuenta que la psicología no es una ciencia exacta y que el ambiente, la situación, la forma, la voluntariedad, los materiales, el momento y miles de cosas más inciden en los resultados de los dibujos y en su forma de interpretarlos, podemos indicar unos elementos que nos darán algo de idea sobre los dibujos de nuestros chavales y podremos detectar algunas situaciones conflictivas que les afecten.
Nos fijaremos en unos cuantos marcadores básicos:
El trazo
La forma en que utilizan los lápices, colores o rotuladores dice mucho acerca de su personalidad. Los apasionados rompen más de una cera y hunden las puntas de los rotuladores. Sus trazos en el papel son enérgicos, fuertes y rítmicos. Los sensibles casi temen apoyar los colores en el papel y sus líneas son suaves. Los inseguros o perfeccionistas dibujan las líneas en pequeños trazos discontinuos y borran a menudo.
La técnica
Los niños que prefieren los lapiceros o rotuladores son reflexivos y analíticos. Les importa el resultado final de su dibujo. Los que se inclinan por las ceras blandas y las témperas son niños más sensoriales y manuales. Les suele gustar mancharse o por lo menos, no les importa. Los creativos no dudan en utilizar todos los colores de la caja aunque no siempre correspondan a la realidad. Utilizan el color de forma simbólica. También pegan a menudo trocitos de papel cortados con tijeras o rasgados para hacer collages. Los realistas se preocupan por centrar muy bien sus dibujos en la hoja y ponerles la línea del suelo para que todo esté bien apoyado. Es probable que dibujen sólo con lapiceros y que apliquen el color conforme a lo que ven.
El tamaño de los elementos
Lo que dibuja un niño en primer lugar es la idea más importante y lo que más urge sacar de su cabeza. Lo último que realiza significa menor atención o incluso desprecio. Las omisiones son inconscientes y corresponden a aquello que no le agrada. Cuando en un dibujo, un elemento está claramente desproporcionado, requiere que le prestemos cierta atención. Lo normal es que el niño dibuje más grande lo que más le importa, pero cuando la desproporción es exagerada, puede significar agresividad o temor. Si el niño se dibuja a sí mismo pequeño y con trazo suave, sugiere timidez. Los niños que sienten celos hacia sus hermanos los dibujan diminutos, en un lado de la hoja e incluso los omiten. Los que prefieren formatos pequeños para dibujar son niños con capacidad de concentración, aunque también denotan falta de confianza. Al contrario, los que prefieren grandes hojas de papel suelen ser dispersos pero con una gran autoestima.
Las partes del dibujo
Lo normal es que el niño diestro dibuje de izquierda a derecha y los zurdos lo hagan al revés. Cuando se invierte este orden, puede deberse a que el niño esté viviendo situaciones que le lleven a ir “hacia atrás” como los celos o una época de miedos nocturnos. El espacio superior de la hoja representa la cabeza, la imaginación, el intelecto. La parte inferior nos informa de las necesidades físicas y materiales que puede tener el niño. El lado izquierdo nos indica que sus pensamientos giran alrededor del pasado (preocupación, regresión o apego a algún recuerdo). La parte central representa el momento actual y la zona derecha es el espacio de proyección o del futuro. Los niños que dibujan sólo en la parte inferior y a la izquierda de la hoja pueden tener problemas de imaginación o alguna inhibición para poder dibujar.
El color
Los colores intensos y vivos como el rojo, naranja y amarillo hablan de un niño vital, dinámico y exigente. Los colores azules y verdes denotan una naturaleza tranquila y equilibrada. Serán propios de niños reflexivos y sensibles. El negro suele ser un color mal interpretado por los adultos. Los padres se preocupan cuando los dibujos de sus hijos contiene mucho negro pues suelen asociarlo a algo malo o trágico. En realidad, el color negro es propio de un niño seguro y con confianza en sí mismo. El rojo y el negro son colores que ofrecen el mayor contraste con el blanco del papel lo que les hace ser colores muy utilizados por los niños. No tienen por qué ser “malos” a priori.
Los comentarios del niño
Lo que cuenta el niño de su dibujo también aporta mucha información sobre lo que siente. A veces, basta con escucharle mientras dibuja, pues suelen hacerlo con exclamaciones o canturreos. En caso de preguntar, conviene tener cuidado de no inducir las respuestas para que sea él quien exprese sus sentimientos.
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