
Ha llegado el momento de recoger toda la clase, de limpiar y ordenar materiales, de organizar ficheros, fichas, papeles y papelotes, de recoger carteles y adornos, de recapitular en definitiva.
Después de una festiva ilusión y alegría por los buenos y merecidos momentos que vamos a disfrutar este verano y de la pena contenida por no regresar hasta dentro de dos meses (mentira parece, vocación le llaman), marchamos a casa para descansar, relajarnos y encender y acumular la energía suficiente para el próximo curso.
Después de la tarea bien hecha uno se queda extenuado, pero satisfecho, por eso os invito a todas y a todos a imitar a este cachorro durante un tiempo (prudencial, eso si), y que al despertar tengáis una sensación de haber vuelto a nacer para poder experimentar todo lo que os ocurra como si fuera la primera vez que lo vivís.
Y para ello, ¡qué mejor que despedirse con este poema de Manuel Machado!
Frutales
cargados.
Dorados
trigales…
Cristales
ahumados.
Quemados
jarales…
Umbría
sequía,
solano…
Paleta
completa:
verano.