Es una graciosa canción que ayuda, supuestamente, a no tener mucho miedo a las vacunas que les ponen en la escuela o en el centro de salud, pero a mi de pequeña, y me sabía esta canción, me daba miedo el agujón que me enseñaban cuando me las ponían.
Supongo que a los peques les pasa lo mismo por la cara que ponen cuando entran las enfermeras. Y los lloros de después no se los quita ni el maravilloso chupachups que les damos para el berrinche. A ver si con la canción...










