Con el objetivo de reducir la brecha digital y como respuesta a los nuevos desafíos educativos de este siglo, el desarrollo de la competencia digital del alumnado se inicia desde la etapa de Educación Infantil.
Esta competencia implica el uso seguro, saludable, sostenible, crítico y responsable de las tecnologías digitales, para el aprendizaje y para la participación en la sociedad y se se desarrolla a través de las diferentes áreas y materias con un enfoque transversal.
En la Ley de Educación y en el Real Decreto de enseñanzas mínimas, se establece que en esta etapa el alumnado iniciará su proceso de alfabetización digital, lo cual conlleva, entre otros aspectos, el acceso a la información, la comunicación y la creación de contenidos a través de medios digitales, así como el uso saludable y responsable de herramientas digitales para el aprendizaje, incluyendo el desarrollo del pensamiento computacional como modo de resolución lógica de tareas o problemas, tanto digitales como no digitales.
Esta competencia a veces nos da un poco de miedo porque las pantallas y dispositivos digitales nos están trayendo por el camino de la amargura. Pero debemos pensar que es el EXCESO de estas herramientas las que son contraproducentes para los peques y no tan peques. Sin embargo su conocimiento y su uso es imprescindible para la sociedad actual.
Seguro que esto lo vemos muy bien, pero a menudo nos preguntamos cómo podemos implementar en el aula esta competencia a través de una situación de aprendizaje, y para eso os propongo un ejemplo que me ha gustado mucho en este ENLACE.
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