18 may 2022

EXPERIMENTO: movemos objetos por transmisión de sonido

Ya hemos visto en otros experimentos cómo se puede hacer sonar una copa de cristal con sólo agua y un dedo, ahora veremos de forma muy real cómo las ondas sonoras son vibraciones que harán que otros objetos se muevan.

En este caso haremos sonar la copa de cristal y en otra copa pondremos agua y dos cerillas en el borde.

El sonido de la copa uno hace que la copa dos vibre también y que esta vibración se transmita por el cristal moviendo las cerillas puestas en el borde.

Parece cuestión de magia, pero no hay nada mejor que ver la potencia que tiene un simple sonido. De esta manera podemos imaginar si esto se hiciera a gran escala.

Les encanta ver a las cerillas moverse. ¡Y no se caen! decían, jajajaj.

Materiales:
2 copas de cristal
Agua
2 palillos o 2 cerillas

Procedimiento:
Llenar las copas hasta la mitad.
Ponerlas juntas.
En el borde de una de ellas colocar las dos cerillas enfrentadas.
Hacer sonar la otra copa con el dedo mojado en agua hasta que las cerillas se muevan.

NOTA: si somos muy enérgicos al hacer el sonido puede que las cerillas se caigan, pero es cuestión de intentarlo otra vez.

TODOS LOS EXPERIMENTOS LOS DEBEN HACER CON UN ADULTO Y MANTENIENDO LAS CORRESPONDIENTES MEDIDAS DE SEGURIDAD.

16 may 2022

Cultivar la memoria no la memorización

Nuestra sociedad ha cambiado. Vivimos en un mundo en donde tenemos cualquier información al alcance de un clic en el ordenador o el móvil. 

La memorización ha perdido una gran parte de su poder en el aprendizaje. En la antigüedad, con poco acceso de la población a los libros o escasas bibliotecas públicas (por no decir ninguna en algunos pueblos pequeños), el conocimiento que no se había memorizado no se poseía.

Los maestros poseían muchos conocimientos que debían transmitir a los alumnos porque de otra forma nunca los sabrían. En el siglo XIX, si un niño no sabía las capitales de los países, era muy difícil que pudiera encontrar esa información, puesto que en la mayor parte de los hogares no había enciclopedias y en muchos municipios pequeños no había bibliotecas. 

Así pues, la memorización tenía un papel importante. Pero en la actualidad ya no es así, porque tenemos toda la información que necesitamos almacenada en el ordenador (muchos niños de bachillerato guardan los apuntes en el ordenador y los pueden recuperar cuando quieran, incluso los hay que graban las clases en audio) o también están disponibles en Internet, y en la mayoría de municipios ya existen bibliotecas (en las escuelas también), con lo que es fácil en poco tiempo acceder a la información que precisemos. Almacenar datos en la memoria ya no es de vital importancia. Por lo tanto, se plantean algunos interrogantes básicos: ¿debemos insistir en memorizar? ¿No sería bueno enseñar a los niños a buscar la información y a distinguir la válida de la engañosa? ¿Por qué en muchos exámenes
todavía se da prioridad a la teoría en lugar de a la práctica?

Seguir priorizando la memoria como indicador del conocimiento es inútil hoy en día. Ha dado lugar a lo que se conoce como «educación bulímica»: memorizar una cantidad enorme de datos para vomitarlos el día del examen y no recordarlos nunca más. Muchos de nosotros no aprobaríamos un examen en el que nos preguntaran el nombre de las capitales mundiales (con el agravante de que muchas han cambiado desde que las estudiamos) o seríamos incapaces de colocar correctamente el nombre de todos los principales ríos europeos en un mapa mudo. Y eso que de pequeños lo aprendimos.

En su día estudié la vida y obra de Machado. En la actualidad, ¿qué recuerdo de aquello? Pues mucho menos de lo que encontraré si busco en Internet. Lo curioso es que lo que me queda es aquello que aprendí sin memorizar. Sé de memoria muchos poemas de Machado gracias a las canciones que Serrat musicó en su día y que yo habré cantado miles de veces. Y por eso me acuerdo de que Machado nació en Sevilla («Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla» decía el poema-canción). ¿Por qué me acuerdo más de Machado que de otros autores de su generación que también estudié? Porque no hice un aprendizaje bulímico de Machado, sino lúdico y placentero. El resto de autores de la generación del 98 simplemente los memoricé, me examiné y olvidé. A Machado, no.

Pero que el hecho de memorizar no sea tan importante en la actualidad porque tenemos la información al alcance de la mano no quiere decir que no debamos trabajar la memoria. Y es que la gente confunde memoria con memorizar. No es lo mismo. La memoria es una gran herramienta que debe trabajarse y cultivarse. Pero no hace falta hacerlo empollando las asignaturas.

Los niños ya memorizan: se aprenden canciones, cuentos enteros, los nombres de los niños de su colegio o los jugadores de su equipo preferido. A nivel académico, hay que aprender las tablas de multiplicar y el abecedario, ya que ambas cosas nos van a facilitar mucho nuestra vida. La memoria ya se trabaja por sí sola en la infancia. 

Fomentemos que nuestros hijos desarrollen una buena memoria, pero no que sus aprendizajes sean memorísticos, porque los olvidarán.

Los aprendizajes deben tener una elevada carga emocional (que gusten, que sean lúdicos, motivadores…) y una baja carga memorística si queremos que perduren en el tiempo.

En cuanto a trabajar y desarrollar la memoria, hay formas más agradables que estudiando y repitiendo, créanme. Veamos algunas:
• En primer lugar, intente que comprendan lo que van a tener que aprender. Si uno entiende, es más fácil que lo fije en la memoria de forma permanente. Si no, esa memorización va a durar lo mismo que el examen.
• Enséñeles reglas nemotécnicas. No sé por qué, pero a los alumnos les encantan. Y seguramente muchos de nosotros recordamos cosas inverosímiles que aprendimos con reglas nemotécnicas.
• La repetición ayuda, aunque también aburre más. Pero hay aprendizajes (como las tablas de multiplicar o el abecedario) que deben memorizarse y que la clave está en repetir. Para no ser tan aburrido, se pueden repetir visualmente (si tienen a la vista el abecedario en la pared durante varios cursos, acaban aprendiéndose el orden de las letras sin hacer nada) o cantando. Por eso hay muchas canciones en todos los idiomas para aprender el abecedario o las tablas.
• Déjeles jugar. Hay juegos (como el Memory) que ya están encaminados a trabajar la memoria, pero en la mayoría de juegos de mesa (de cartas, por ejemplo) hay que memorizar las cartas que han salido o la jugada que ha hecho el contrario.
• No estrese a los alumnos. Un alumno estresado o bajo presión pierde la memoria (a los adultos también nos pasa). ¿Cuántas veces ha tenido que hablar ante un auditorio o en una reunión y lleva una notita en un papel porque sabe que si está nervioso la memoria le puede jugar una mala pasada? Por eso en muchos concursos de la tele, el concursante de turno seguro que ha demostrado más conocimientos fuera del plató que ante las cámaras. «El exceso de hormonas del estrés o descargas de catecolaminas parece perjudicar a las contribuciones del hipocampo y de la amígdala, respectivamente, en el procesamiento de la memoria». Siegel, D. J., La mente en desarrollo.

Si quiere que sus alumnos/hijos desarrollen la memoria, no les fuerce y deles tiempo y tranquilidad.

LA ESCUELA FELIZ de Rosa Jové

12 may 2022

La importancia del soplo en el lenguaje oral

El soplo es una actividad simple que ayuda a desarrollar la capacidad pulmonar y los músculos de la boca. Así se pueden evitar algunas dificultades para desarrollar el lenguaje y el habla.

Los ejercicios de soplo no son solo por mera diversión. En verdad tienen una función clara y específica que ayuda y mucho en ciertas áreas del desarrollo de los más peques de la casa. Entre ellas cabe destacar las siguientes:

- Mediante el soplo los niños desarrollan mejor su capacidad pulmonar. A su vez, son conscientes de la respiración pues aprenden a controlarla.

- Este tipo de ejercicios también ayudar a la hora de evitar ciertas patologías.

- El soplo, tan necesario en el habla, se apoya en un correcto control diafragmático así como en el control consciente y el empuje suave de la musculatura abdominal en el proceso de la fonación. Las cuerdas vocales liberan tensión consiguiendo de este modo una adecuada función vocal.

- Se entrenan y se fortalecen todos los músculos que participan en el habla, en especial los de las mejillas sobre todo si lo realizan niños que aún no han cumplido los 10 años de edad. Dicho de otro modo, mediante el soplo se prepara el sistema muscular que participa en el acto de hablar.

- Previenen trastornos fonéticos como las dislalias en la que un niño no tiene capacidad suficiente para decir de forma correcta palabras que escucha.

¿Qué conseguimos al trabajar el soplo?

- Conocen cómo usar bien y de forma correcta la respiración a la hora de hablar y de pronunciar palabras complejas para ellos.

- Aprenden a controlar la voz y la entonación que le dan a las frases.

- Controlan la salida y la entrada de aire sin dificultad.

- Se afianzan en el uso correcto de los fonemas.

- Aprenden a relajarse. Controlar la respiración y el soplo consciente es de mucha utilidad en momentos de estrés o nerviosismo.

Actividades sencillas para entrenar el soplo:

1. Soplar por una pajita
Este juego es muy sencillo y uno de los que más gusta a los niños. Soplamos por una pajita para intentar mover una bolita de papel. Podemos hacer competiciones con mamá y papá o los hermanos para ver quién es el que lleva la bolita de papel más lejos.

2. Inflar un globo
¡Pues claro! ¡Cómo no se nos había ocurrido antes! Algo tan de toda la vida como inflar un globo es perfecto para que los niños soplen. ¿Qué tal una fiesta de globos improvisada en casa? ¡Se lo pasarán en grande!

3. Juego de pompas de jabón
Salimos a dar un paseo por la calle y, para que el fin de ejercitar el soplo y de que los niños no se aburran durante el paseo sea posible, les dejamos que jueguen con un pompero. Si tienes uno en casa es momento de sacarlo. 

4. Pintar a través de una pajita
¿Has hecho esto alguna vez con tus hijos? Es muy entretenido. Consiste en pintar soplando a través de una pajita. Tendrán que poner todo su empeño y concentración para soplar más fuerte o más despacio según sea que quieran poner más o menos pintura; recuerda que esta debe ser no tóxica.

5. Juguetes que suenan al soplar
Un silbato, un tubo cerrado y enrollado de papel... Juguetes de este tipo que suenan al soplar también son indicados para trabajar el soplo con los niños.

6. Pajita para beber
De vez en cuando les pondremos una pajita para que beban y, al final de la comida, les dejaremos un ratito para que soplen y muevan al agua. Lo podrán todo perdido, es muy probable, pero también disfrutarán de lo lindo.

7. Soplar las velas
Las velas se soplan en los cumples y también cuando queramos nosotros, de hecho, es otra forma idónea para ejercitar el soplo con los peques de la casa.

8. Sopla y marca gol
Otro ejercicio para la estimulación del desarrollo del lenguaje en la educación infantil a propuesta de la Universidad Cooperativa de Colombia es hacer un campo de fútbol. Con una caja de cartón realizamos un campo de futbol con sus respectivas canchas a los extremos. Con unas pajitas se les pide a los niños que jueguen a no dejarse hacer gol, soplando la bola de un lado del campo a otro.

9. Soplar un molinillo
Podemos comprar uno o bien podemos hacerlo nosotros mismos, es más sencillo de lo que parece. En lugar de ponerlo en la ventana o la terraza de casa, seremos nosotros soplando quienes se ocupen de hacer que se mueva de vez en cuando.

10. Juego de absorber con pajita
Con una pajita absorbemos los algodones grandes puestos en una caja para pasarlos a un cubo. Se pueden hacer competiciones para ver quién lo hace más rápido o pasa mayor cantidad.

Sobre la utilidad del soplo en el lenguaje oral hay muchas opiniones. Hay especialistas que lo aconsejan y otros que creen que no es efectivo y no sirve de nada. Mi opinión es que a través de unos juegos podemos intentar ayudar, y si resulta... perfecto, porque no perdemos nada por hacerlo.

8 may 2022

Cuentos de estimulación. KAMISHIBAI

En otra entrada, hace años, expliqué lo que era el kamishibai, pero dada su versatilidad para fomentar el lenguaje oral y el comprensivo, y añadiendo la estimulación y motivación que provoca en los peques, vuelvo a realizar una entrada al respecto.


El kamishibai, que se traduce como «drama de papel, teatro de papel», es una forma de contar cuentos de origen japonés que, además de considerarse parte de la herencia cultural japonesa, ha tenido un gran auge como técnica de narración oral en la última década. 

Está formado por un escenario llamado “butai” y un conjunto de láminas que contienen una imagen en una cara y un texto en la otra. La narración se lleva a cabo colocando las láminas en orden consecutivo sobre el escenario, con las imágenes de cara al auditorio y los textos de cara al narrador, para que pueda leerlos en voz alta. 

El kamishibai es una técnica que bien ejecutada atrapa y fascina a su audiencia, pero para ello, se ha de plantear muy bien la complementariedad entre imagen y texto, y su componente teatral.

CÓMO TRABAJAR CON ÉL:
Hay que crear un ambiente especial en la clase que usemos, bajando un poco la luz, poniendo alguna luz amarilla o velas en sitios concretos que le den un poco de ambientación y perfumando con olor a flores frescas (yo uso agua de lavanda).

Como lectora llevo un kimono y un sombrero especial que me hice con goma eva, muy parecido al que llevan los japoneses cuando relatan estos cuentos, aquí os lo dejo.

A los peques, que estarán fuera de la clase, se les recibirá con un saludo inclinando el cuerpo. Pasarán de uno en uno y se sentarán en la alfombra colocada en el suelo.

Se anuncia el cuento que vamos a ver y se comienzo a contar cuando todo esté en silencio.

Tiene un éxito espectacular.

Para contar un cuento hace falta... cuentos. Y eso es lo que os voy a dejar en este ENLACE. Además de éstos contáis con los que ya compartí en la ENTRADA ANTERIOR.

No hay ningún inconveniente en que adaptemos un cuento que les gusta, uno que nos interesa o uno que nos parece relevante para el tema o proyecto que estemos trabajando.